miércoles, septiembre 30, 2009

Carreteras nacionales. N-502.



Carreteras nacionales.


¿Qué tendrán que tanto me atraen? Desde hace años, cuando España comenzó el cambio, en el que no la iba reconocer ni la madre que la parió, las carreteras nacionales eran aquellas vías que primero incorporaron el arcén, pintura en el centro y laterales de la calzada, y señales, muchas señales, en un país cuajado de herrumbrosas señales de cuidado con las vacas.

Después de buscar una gran realización en mi vida durante años, he decidido recorrer las carreteras nacionales que yo elija, por supuesto, y vivir para contarlo.

Desde luego eliminaremos todas las carreteras radiales que pasan por Madrid, las seis magníficas, las seis carreteras nacionales que se ha duplicado y en algunos tramos hasta triplicado, incluso se han peajizado, eso ya me gusta menos, y encima los rodeos que nos dan.

Para llegar a nuestros puntos de salida, que desde luego podrán realizarse en cualquiera de las direcciones de estas rutas, deberemos recorrer distancias variables para ubicarnos en la posición de salida, pero ese relato lo dejaremos para otro día.

Así pues un 6 de septiembre de 2009 doy comienzo a mi ruta por las carreteras nacionales, sin orden y sin concierto, sin horarios y sin rutas, y sobre todo sin parar, o parando lo mínimo. Me interesa la carretera, los puentes, ríos, puertos, ventas, ramales, campos, montañas, paisajes, sobre todo paisajes; lo que se ve mientras conduces, mecido por la música o la voz de algún o alguna cantamañanas.

Por favor, abróchense el cinturón, conecten su navegador (e intenten hacerle el menor caso posible), conecten su móvil al manos libres, tal vez tengan cobertura y reciban alguna llamada de números privados, ofreciéndole la felicidad en nombre de todas las compañías de telecomunicaciones del mundo mundial. Partimos.

La inauguración será la N-502, que parte desde Ávila y termina en Espiel (Córdoba).

Partiendo de la circunvalación de Ávila nos dirigimos hacia una salida a tanta vía rápida y rotondal, así vemos que estamos circulando por la N-110, que no se parece en nada a la que nosotros buscamos, pero al cabo de unos kilómetros vemos que nos indica un gran letrero que estamos en la N-110 hacia Plasencia y el N-502 hacia Talavera de la Reina.

Así a la altura del kilómetro seis y algo deberemos girar a la izquierda y ya aparece el primer punto kilométrico de nuestra ruta, el 7. A ambos lados de la carretera se extienden campos cultivados, y al fondo se alza Gredos, hoy con grandes masas de nubes estacionadas en sus cumbres, aunque el sol lo inunda todo, todo y todo.

Enseguida cruzamos el primer río el Adaja, quedando a nuestra derecha, en desuso, un bonito puente de arco ojival, de sillares y demás. En estos primeros puebles se observa la construcción con piedra en sillares igualados y teja como cubierta, por el nombre el pueblo que más me llama la atención es el de La Hija de Dios, desde donde la carretera comienza una rápida y vertiginosa ascensión, que inmediatamente nos sitúa sobre la meseta, que se extiende hasta el infinito. Y casi sin darnos cuenta estamos a 1564 metros de altitud en el Puerto de Mega.

Ahora circulamos por una planicie, donde vamos a encontrar La Cueva del Maragato y dos ventas que parecen muy curiosas la del Obispo y la de Rasquilla, poco después aparece un desvío a la derecha hacia el Parador de Gredos, pero no toca.

En breve llegamos al Puerto del Pico, que está un poco más bajo, a 1352 metros de altitud (sobre el nivel del mar en Alicante). Y se abre a sus pies un valle precioso el del Tietar. Cruzamos en varias ocasiones la calzada romana, que se puede usar completa en esta zona. La carretera desciende serpenteando y rodeada de vegetación, en algunos lugares quemada, negra, medio muerta, pero los castaños cuajados de castañas a punto de caer al suelo son magníficos, este primer pueblo se llama Cuevas del Valle, y tiene también innumerables higueras, en estos días cargadas de higos. El caserío es bonito y parece que algunos corredores de madera son tradicionales y están respetados.

Pero en esta bajada lo que más me sorprende son los olivos, miles de olivos en Ávila, toma ya. La verdad es que esta bajada al valle es preciosa, además con otra clase de arboleda, sobre todo pinos.

Aparece de pronto, y sin aviso a la derecha de la carretera La Cañada Leonesa Occidental, bueno aparece un cartel anunciador, después me enteraré de que llevamos muchos kilómetros juntos. Junto al cartel, se ve la cañada, con sus metros libres hasta las cercas, pero enseguida desaparece engullida por las explotaciones agrícolas que encajonan la carretera y eliminan la cañada.

En una de estas explotaciones veo dos tractores con sus remolques hasta arriba de sandías, pero no vi las plantas por ninguna parte.

Ya estamos cruzando la N-5, que ahora se llama A-5 o Autovía del Suroeste. Llegamos a Talavera de la Reina por andurriales, creo que perdido, y atravesamos la ciudad en paralelo un buen trecho al Tajo, que se embalsa majestuoso.

Dejamos atrás Talavera y comenzamos el tramo en peor estado de toda la ruta, con curvas cerradas en algunas ocasiones de 40 kms. En primavera debe ser precioso con los millones de jaras, pero ahora están muertas, inertes junto a la carretera. En Alcaudete de la Jara, destaca un pequeño y antiguo completo industrial, abandonado, con su chimenea de ladrillo en perfecto estado.

Vamos a comenzar a cruzar ríos, todos sin gota de agua, pedregales encauzados, Gévalo, Tramujoso, Frío y Huso.

De pronto en curvas y más curvas, tapado por pinos, aparece un Embalse del Cíjara, y casi de inmediato su presa, por la que pasamos, dejando a un lado el paredón de hormigón, poco más allá tenemos otro embalse, sobre el que cruzamos un puente el Embalse de García de Sola.

Pero todavía nos quedará un río de piedras el Agudo, antes de llegar al agua que corre por el río camino de Herrera del Duque, dejando a un lado el indicador a Valdecaballeros, donde se quiso poner una central nuclear y se paralizó.

Al poco compartimos unos kilómetros con la N-430, en dirección a Valencia, hasta que nos desviamos a la derecha, al indicarnos Almadén, estos serán los kilómetros más desangelados e inhóspitos, abrasadores y sin cobertura en el móvil durante mucho trecho.

En Almadén, circulamos a través de la Avenida de la Libertad, y a nuestros costados queda su pasado minero, tan antiguo como queramos remontarnos en el tiempo, el espacio, el mercurio.

A los poco kilómetros entramos en Andalucía y la carretera vuelve a ser más ancha, con mejor firme, mejor trazado.

Los rios que vamos a cruzar serán el Guadarramillas y el Guadalbarbo, ambos con algo de agua incluso en esta época de gran estiaje.

Cruzamos Alcaracejos, un cruce a caminos, y enfilamos hacia el final de la ruta, con la vista vista en Espiel, donde finalizan los 386 kilómetros de trazado de esta carretera nacional, que no surgió más que de la unión de diversas carreteras comarcales, si ha leído usted bien, allá por 1984, imagínese como serían entonces estas comarcales y se ha establecido como una comunicación entre Castilla y León con Andalucía, atravesando Extremadura y Castilla-La Mancha.