El
bosque de Velpister
está habitado
por una araña
que teje y desteje
los hilos de la vida
junto a un sillón
relleno de helechos
y calabazas.
El bosque de Velpister
tiene setas
y hongos
de
colores violáceos
que invitan a la ensoñación.
También llueven castañas
de fragmentación
que calientan los bosillos
de
quien pasa por allí.
En el bosque de Velpister
hay una niña duende
que te descubre los misterios de la vida
con
la brutal
sinceridad
de la inocencia
y un niño
con la mirada fija en los
dragones que sobrevuelan los caminos.
En el bosque de Velpister
hay amor
a ciegas
a mansalva
amor a cuatro manos
entre fusas y semicorcheas
amor
entre mazurkas y compota.
En el bosque de Velpister
suena el piano
y es como un sueño
suena el piano
y un pincel
cincela
el bosque
preparado, ya,
para su destrucción.
Pero yo me he traído un trozo
del bosque de Velpister
y ya nadie podrá
arrebatármelo
nunca
jamás.