Penúltima
tormenta
de
verano
terminando
noviembre
en
un golpe
de
efecto
ha
tumbado millones de hojas
moribundas
en
los arcenes despintados.
Durante
toda la mañana
humildes
y plebeyas
mariposas
blancas
han
convocado
en
la dehesa
a
todo tipo de vientos
y
destinos
tocando
trompas
con
su lengua arremolinada;
al
tiempo que ha florecido el escaramujo
de
rosa y blanco
y
las
parras han vuelto a brotar
sus
apetiosas hojas.
Vuelan
asombradas
las
aves sobre los páramos
cuando
termina el
domingo
y
los abrazos se
desvanecen
contra el ocaso.