Toda
hemorragia que se precie debe ser sorpresiva, caudalosa y abundante en su
hemoglobina.
Homorragias
es el poemario que le cambié a Javier GM por Balances Parciales hace dos días
en Valencia, en una capilla universitaria (sic).
Me
he tenido que taponar con grandes manojos de gasas y algodones de colores las
heridas que se me han ido abriendo a medida que me tomaba de un largo y
continuo trago estas hemorragias, que aparecen sobre un papel arrugado, tal vez
arrancado de la mano crispada de un ser exangüe.
Aparece
este poemario en una nueva colección, llamada Pliegos de la palabra, editado
por Babilonia, la tirada es numerada de 250 ejemplares, casualmente el mío es
el 69, sin comentarios.
O
si merece comentarios esta hemorragia de Javier GM donde aparece su pasión por
la vida de forma desaforada, en dos de los aspectos fundamentales, la lucha y
el amor, o el amor y la lucha. En el amor está contabilizado, por supuesto, la
pasión el sexo y todo eso que ya sabes y no tengo yo que contarte.
Resulta
curioso el subtítulo de Homorragias: poemas sin continente ni contenido. Si por
continente entendemos unas hojas grapadas, si existen, si entendemos por
continente donde nos estabulamos los humanos geográficamente, también existen,
y nos referimos a significados y significantes y todo eso, pues Hemorragias
tiene contenido para dar y tomar, no para de contener todo lo incontenible,
escrito desde esa pasión, esa rabia, ese saber que la derrota nos espera en
cualquier vuelta de almohada.
Contenido
y mensajes, la lectura del poemario es un continuo descubrir de mensajes que
Javier GM manda a conocidos, amigos, amores, poetas, poetas, seres llenos y
seres vacios, va dando su merecido pormenorizadamente, aunque en muchas
ocasiones el mensaje pueda ser arcano para nosotros, o no, también lo podemos
inventar, que para eso somos los todopoderosos lectores que siempre, siempre,
siempre entendemos lo que nos da la gana.
Sensaciones,
sólo quiero manifestar las sensaciones placenteras que me ha dejado la lectura
de Hemorragias, una sensación de sonrisa permanente, una mueca de ligera
felicidad demediada, una ración de rabia añadida a la permanente, a la de cada
mañana, al desayuno de los subcampeones.
En
fin que he disfrutado con la lectura de estos poemas, de estas cosas que Javier
GM comparte desmesuradamente, si, si, desmesuradamente y porque le da la gana y
quiere contarnos, advertirnos tal vez, y lo hace tanto en los poemas cortos,
como en los largos.
Y
la vida y sus contorsiones se escurren entre las palabras que Javier utiliza y
sobre todo entre las que no utiliza.
Aunque
tú ya no puedas disfrutar del ejemplar número 69, intenta pillar el tuyo.
Gracias
Javier GM, que eres como la General Motors...pero la de los buenos.
P.S. No pongo enlace a la web de la editorial, ya que este libro no aparece por allí.
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