Fotografía de Alberto Estoico.
Fue un amor a primera prisa
contra la puerta
raudo
y
veloz.
Nadie mencionó
nombre alguno
ni un teléfono
ni un mísero
papel arrugado
aunque
nunca olvidaré
su
sabor rotundo,
atesoraba
en sus labios
el salitre de todos los mares
y
algún que otro océano.
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