Uno
de mayo
Salgo
temprano a la ciudad provincial
como
casi todas
está
desierta
para
casi todos
es
fiesta
no recuperable.
Un
yonki mete sus kleneex
por
los
ojos
a
un único paseante,
trabaja
desde temprano
para
llegar
a su ración
de
cielo
infernal.
Las
calles están recién regadas
como
en
un
día
neorrealista.
En
un bar de la plaza se trabaja a destajo
reformando
una ría por montaditos
justo
en donde partirán
las
dos
manifestaciones
encontradas
antagónicas
desesperadas.
¿Cerraremos
la obra?
Desayuno
y
me
diluyo
como
el
humo
del
anuncio de incineración
"higiénica
y ecológica".
Y
me voy al puente
a
ver
otros
animales
y
veo patos
y
gaviotas
y
más patos
y
una tortuga
y
golondrinas y aviones
pasando
rasantes
sobre
mi cabeza
comiendo
mosquitos
tomando
barro
en
la ribera
y
casi
me olvido
del
mundo
y
su
infierno
de
cada
día.
Y
vuelvo
a
casa
a
por
la
caja de consignas
que
escupir
y
a
por
los poemas
que
voy a gritar.
Después
nos disolveremos
cabizbajos
esperando
para
otro
mayo
la
insurrección
que
parece
que no
llega
que
no se quiere
y
esperaremos
al
12 de mayo
y
al
15 de mayo
y
a
todos los mayos
pero
de
insurrección
nada,
como
mucho allá por el 40
de
mayo
claro
nos
concederán
graciosamente
quitarnos
el
sayo
y
poco
más.
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