Escalofrío sin nombrarlo
Sudor tenue que mata
el
pavor ante el deslizamiento
de sus ropas al abismo.
El roce del
tirante del sujetador
abatiéndose
sobre el brazo tatuado,
allí donde se acumulan los besos
en la temporada de entretiempo.
Y
el temor sabroso recorre
esas zonas remótas
y
desprevenidas
sumándose al caos cotidiano de los deseos
evaporados
distantes entre el dolor armónico
y la pasión
sulfurosa
que abrasa labios y deseos.
Cuerpos abandonados
tras el placer
arropados en la soledad correspondiente
habitual
tremenda
abrumadora
la soledad escueta
de los abrazos
sinceros
con el
fingimiento justo
para llegar a
la mañana siguiente.
Amanece en las rendijas de tu mirada
y ya me
duelen todas las partes
de las que
carezco
aprisionadas
tanto de ausencias
como de presencias
golpeando
discretas
en la memoria
que quiere
desmembrarse
justo antes
del último jadeo.
Colaboración de Felipe Zapico Alonso a 24Horas de Aller&Jular.
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