Ya pasó, ya es la mañana siguiente, atrás quedarón los Vargas, las tabernas, las tapas, los churros, el chocolate, la resaca.
Pasó la noche blanca y algo quedó grabado en nuestros corazones, hay una forma de decir, de cantar, de sentir que nos arrastra y golpea, nos pone los vellos de punta, al tiempo que nos deja el alma tiritando, tirirititititititi....
La multitud se agolpó en calles y plazas, a destacar (de lo que pude ver) la magnífica actuación de Miguel Poveda en Las Tendillas.
Ya en la Plaza de La Corredera y dentro del homenaje a Camarón, José El Francés, dejó un gusto sensacional con su última intervención, cuando dijo "ahora un poquito de flamenco" y se fué por Camarón soberbiamente.
Estaba muy nervioso por lo que nos depararía El Cigala, me temblaban las piernas pensando en los boleritos, pero fue maravilloso, utilizó esa voz para lo que la tiene para el flamenco, las bulerias finales con un guitarrista sensacional y cuatro palmeros magníficos, fue increible.
Pasó la noche blanca y algo quedó grabado en nuestros corazones, hay una forma de decir, de cantar, de sentir que nos arrastra y golpea, nos pone los vellos de punta, al tiempo que nos deja el alma tiritando, tirirititititititi....
La multitud se agolpó en calles y plazas, a destacar (de lo que pude ver) la magnífica actuación de Miguel Poveda en Las Tendillas.
Ya en la Plaza de La Corredera y dentro del homenaje a Camarón, José El Francés, dejó un gusto sensacional con su última intervención, cuando dijo "ahora un poquito de flamenco" y se fué por Camarón soberbiamente.
Estaba muy nervioso por lo que nos depararía El Cigala, me temblaban las piernas pensando en los boleritos, pero fue maravilloso, utilizó esa voz para lo que la tiene para el flamenco, las bulerias finales con un guitarrista sensacional y cuatro palmeros magníficos, fue increible.
3 comentarios:
Querido Narciso, tienes que hacerte con cosas de El Cabrero. Y luego hablamos.
Querida Terenet, conozco y adoro al Cabrero, pero no estaba en esa noche.
Un beso y hablamos cuando quieras
Pues me cruzaría el Paralelo 40 un fin de semana sólo por charlar sin prisas, eso que nunca, en tantos años que hace que nos conocemos, nos hemos regalado. O, si lo prefieres, hazlo tú y ven a Murcia.
De momento, te leo y trago en la Web. Muchos besos.
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