Felipe Zapico
Alonso, leonés tirando a apátrida, pero de la Avenida de Nocedo a muerte y
residente en Badajoz desde hace ya tres lustros. Siempre me encantó el olor a
líquidos fotográficos del estudio de Foto Film al principio de Padre Isla,
donde mi madre me llevaba a hacerme toda clase de fotos, y aquella enorme
cámara de madera donde Sotero metía la placa de vidrio, quitaba la tapa al
objetivo y empezaba la magia que al cabo de unos días ibas a recoger en un
sobre encerado y brillante en forma de fotografía perfecta, milagrosa decían,
incluso llegaron a decirle Foto Fátima, por los efectos milagrosos que obraba
las más de las veces con un resultado final que mejoraba la realidad.
Mi afición por la fotografía se la debo a la primera hostia consagrada que recibí ya que mis tíos me regalaron una maravillosa Kodak Instamatic ese día. Con ella hice muchas, muchas fotos, bueno tantas como pude costearme el precio del carrete compacto y su posterior revelado, en aquel formato cuadrado. Pero la fiebre se pasó, seguramente la adolescencia encontró cosas más divertidas que hacer.
Tiempo después y con una Voigtländer Vito B, con su magnífica funda de cuero marrón recorrí muchas plazas de toros haciendo fotos a mi hermano, muchas, pero muchas. Esa cámara siempre me ha parecido maravillosa. Era prestada y en su momento volvió a su legítimo dueño, una pena.
Así las cosas y necesitado de una cámara, con el primer dinero que gané, metiendo sobres para el referéndum de la constitución, me compré una Canon AV-1 en Óptica San José-Radio, que así se llamaba el sitio, en Ordoño II, donde además tenían discos…pero esa es otra historia.
Y esa cámara es la que me ha acompañado el resto de mi vida, además de hacer miles de fotos la utilicé para realizar las fotos de Flechazos que aparecen en algunos de sus primeros singles. Recientemente la he resucitado para volver a realizar fotos analógicas que se pueden ver en esta Web, Carretes.
Y llegó lo digital, y tardé en apuntarme, pero cuando me tiré a esa piscina ya no ha habido quien me saque. Mi primera cámara fue una Canon IXUS 700, porque aparte del precio desde el primer momento tomé la decisión de que debía tener una cámara que fuese siempre, siempre conmigo, que no fuese necesario acarrear bolsas extra ni complementos. Y claro la experiencia fue maravillosa, a pesar de los duros momentos personales que sucedieron. Disparar sin tener que pensar en el precio del revelado….lo mejor y lo peor, hacer fotos con compulsión hasta que se te pasa un poco la cosa. Pero la cámara se me perdió…aunque después apareció, pero como ya no podía estar sin cámara me compré otra.
Así es como apareció entre mis manos la Canon IXUS 900Ti, negra brillante, que me ha acompañado los últimos años hasta que una avería nos ha separado, espero que momentáneamente. Con las fotos de esta cámara están hechas la mayoría de las fotos que tengo en la Web Zapico en Aminus3 donde comparto algunas de las fotos que hago desde el año 2007, aunque donde de verdad comparto es en los álbumes de Facebook, donde tengo cuatro series principales: Dazibao, todo lo que veo en las paredes allí por donde paso; Paseos, todo lo que veo en el mundo; Flower Power, el maravilloso mundo de las flores y las plantas y Bichos donde aparecen toda clase de animales con los que me cruzo.
En 2010 aparecen
mis primeras fotografías la Revista Groenlandia en su Antología de
Des-Amor.
A principios del
año 2011 participé en una actividad del Colectivo LUM de Almería, con el
montaje fotográfico titulado Dazibao,
que se proyecta el 24 de febrero en una de las sesiones mensuales del citado
colectivo. Desde entonces soy colaborador habitual de esta publicación en sus
revistas con diversas fotografías.
La última
colaboración han sido dos fotografías para el poemario de David González “La
carretera roja”.
En el año 2011 desde el colectivo fotográfico Tierra de Ningú solicitaron fotografías relativas al 15M para montar una audiovisual virtual y una exposición con material impreso, y me seleccionaron 3 fotografías, 15M Indignados. La exposición se desarrolló en el Centre Civic Can Basté. Del 17 de noviembre al 10 de diciembre en la sala Golfes de l'Espai Fotogràfic Can Basté.
En febrero de
2012 he realizado mi primera exposición individual Retratos de Traviesas, en el
St. Martino Bar de León.
En marzo de 2012
participo en la exposición colectiva “Tras los pasos”, La exposición mostraba cinco
visiones diferentes de la Semana Santa de cinco fotógrafos con estilos
diferentes: Agustín Berrueta, juanluisgx, Carlos González, Vega y Felipe
Zapico.
En este extraño
noviembre expondré en un local de Badajoz, que realiza una encomiable labor de
apoyo a toda la gente que hace algo y quiere enseñarlo, La Galería, la casa de
Marga y Juan. El viernes 16 a
las 21 horas inauguraremos la exposición de Retratos de Traviesas, que
permanecerá expuesta hasta el 30 de noviembre.
Nunca he usado
fotómetro, la profundidad de campo es algo muy profundo para mi, las reglas me
son adversas, o las incumplo queriendo, tengo mucho respeto a los fotógrafos en
general y a mis amigos en particular, que miden, piensan, dejan pasar más o
menos luz, vuelven a medir, menean la cabeza, disparan, se arrepienten,
repiten, obturan y desobturan, miden otra vez, no respiran…yo miro, disparo y a
veces quedo contento, quiero contar, sería un fotógrafo documental, lo mío es
contar con palabras o imágenes, quiero contar un cuento, espero que así sea.
Bueno también es importante que hago fotos por dos razones fundamentales porque me gusta y porque me da la gana.
Retratos de Traviesas nace de la ambigüedad, la ambigüedad en el título y en el interior. Siempre he tenido problemas al retratar a personas, no me ha gustado, ni siquiera a las más queridas. Pero un día paseando por una vía casi abandonada, vi a Polifemo guiñándome su único y enorme ojo, y me dije, aquí tienes material, y me dediqué a recorrer unos kilómetros de aquella línea férrea buscando traviesas con su título, con su nombre, y así hice esa serie que hoy forma parte de la exposición de Retratos de Traviesas, que tal vez cabalgue más allá de la fotografía, al llevar un nombre, que puede coartar la vista de quién lo vea, resultar una mirada dirigida, pero por supuesto siempre se puede ver lo que se quiera, pero las letras, las palabras, el nombre es importante, tal vez por eso se puede pensar que aúno mi pasión por las palabras, la fotografía…y desde luego por las traviesas.
La madera y el hierro desgastados por el tiempo y el clima se metamorfosean en otras cosas, caras, las piedras enmarcan o incluso marcan. La intemperie, da un halo a cada una de los retratos, personajes que te miran hieráticos, cada uno con su historia que contar, cada uno esperando una sonrisa, tal vez un abrazo.
1 comentario:
M. agrada
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