Sensaciones de Carlos Reymán Güera ante El ladrón de peras.
Dice Carlos Reymán Güera:
Avisaba Aleixandre de que no se ha leído si no se ha releído, cosa casi
cierta que admite matices y también subrayados propios como en el caso
de este libro de Felipe Zapico, que he releido, desde luego, pero por
deslumbramiento.
El ladrón de peras es un libro de poemas que admite
todos los lugares comunes de la crítica literaria, no por detestable
menos cierta: es un libro necesario, es poesía de alto voltaje, hay un
mundo poético propio de gran hondura, nos hallamos ante un poeta con voz
propia, la contención de la intensidad lírica deja los poemas a la
altura justa de la emoción necesaria, etc., etc. Todo cierto pero
claramente insuficiente para nuestra experiencia de lectores agradecidos
con la compañía de este hombre solo que nos mira el mundo para
decírnoslo, que encuentra en la palabra los reductos últimos de una
libertad en fuga, perseguida, sacrificada, que grita su canción política
de belleza que nos deja una dimensión de las cosas justamente humana,
como una temperatura de personas que se cobijan unas a otras.
En mi
dedicatoria, me imagino que como a todos, Zapico escribió, "espero que
te guste", y eso es básicamente lo que quería decir aquí, que sí, que me
ha gustado mucho tu libro y que te lo agradezco
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